Renascer

Para Alejandra, el el día de su cumpleaños…

Nascí, es primera palabra del libro de Charles Dickens, David Copperfield, escrito entre 1849 y 1850. Esa palabra que da título al primer capítulo del libro.

Tu también, apenas que muchos años después, casi ciento y sesenta e cinco años después, más o menos. La edad de una Señora nunca se dice, especialmente si es Toro Iturra de Iribárren. Las Toro adoran quitarse la edad, las Iturra, no podrían hacerlo mejor. Tú, no serás igual, eres demasiado moderna, fuerte y valiente

Naciste ese 8 de Marzo de 1976, justo a tiempo para comenzar tus estudios. Comenzaste en una escuela inglesa de Southapton, en Gran Bretaña. Más tarde, porque así lo decidió el patrón de la casa, tu padre, volvieron a Chile y tu madre, con lágrimas en los ojos por la amargura de haber vuelto a un país tan odiado en esos tiempos, te traducía tus libros a los ocho años de tu edad, para que aprendieras Castellano Todos tus tíos querían oírte hablar en inglés: era tan elegante!, pero nada conveniente para tu bienestar. A tus diez años, hablabas fluidamente las dos lenguas y eras la reina de los estudios, porque tu madre te enseñó. Años más, años menos, la verdad es que volviste a Chile en 1984 y habías nascido diez años antes.

Te conocí de tres meses, cuando tu tía Gloria y tus primas Paula y Camila, tenían, la primera, diez años más que tú o así me parece, y la segunda, apenas un año más vieja. Te enseñaron inglés, la lengua de ellas, y con las palabras enredadas éntrelos dos idiomas, sólo sabías decir en correcto castellano, como ya escribí para ti: “No me ensucien el agua”.

Yo te conocí en Noviembre de 1975, en el aeropuerto gallego de La Bacoya. Estábamos en España a investigar la vida de los niños de otros para mis trabajos en la Universidad de Cambridge, del Reino Unido, donde yo trabajaba. Eras así: ni que tus abuelas te hubieran criado, andabas como querías, te ensuciabas como se te antojaba y tu madre, siempre elegante, te cuidaba el día entero y te cambiaba de ropa cien veces por día. Primero usaste la ropa da Camila, no había dinero en esa aldea de Vilatuxe, en la parte alta de una de los tres provincias gallegas, Pontevedra, la parte alta, donde en el invierno nevaba y durante el verano nos moríamos de calor.  Los Iturra tuvimos que irnos a Cambridge en Febrero de 1976 y se que quedaron en la casa de amigos míos, María de los Dolores Domínguez, Madó por sobrenombre, psiquiatra en el Hospital Conxo de Compostela, donde los dos atendían pacientes y daban clases. La casa de de los llamados orates en Conxo, eran atendidos y los futuros analistas recibían clases de tu padre e Mado, en la Facultad

de Medicina de la Universidad de Compostela, que estaba en ese mismo hospital. Madó vivía con su compañero, el profesor primario Luís Ferradas, que te llevaba a pasear. Finalmente, se fueran a nuestra casa de Cambridge 2123, en 53 Bateman St., Departamento B, y en Octubre de ese año a la de Southampton, donde tus padres comenzaran a trabajar.

Nascí, es primera palabra del libro de Charles Dickens, David Copperfield, escrito entre 1849 y 1850. Esa palabra que da título al primer capítulo del libro.

Tu también, apenas que muchos años después, casi ciento y sesenta e cinco años después, más o menos. La edad de una Señora nunca se dice, especialmente si es Toro Iturra de Iribárren. Las Toro adoran quitarse la edad, las Iturra, no podrían hacerlo mejor. Tú, no serás igual, eres demasiado moderna, fuerte y valiente

Naciste ese 8 de Marzo de 1976, justo a tiempo para comenzar tus estudios. Comenzaste en una escuela inglesa de Southapton, en Gran Bretaña. Más tarde, porque así lo decidió el patrón de la casa, tu padre, volvieron a Chile y tu madre, con lágrimas en los ojos por la amargura de haber vuelto a un país tan odiado en esos tiempos, te traducía tus libros a los ocho años de tu edad, para que aprendieras Castellano Todos tus tíos querían oírte hablar en inglés: era tan elegante!, pero nada conveniente para tu bienestar. A tus diez años, hablabas fluidamente las dos lenguas y eras la reina de los estudios, porque tu madre te enseñó. Años más, años menos, la verdad es que volviste a Chile en 1984 y habías nascido diez años antes.

Te conocí de tres meses, cuando tu tía Gloria y tus primas Paula y Camila, tenían, la primera, diez años más que tú o así me parece, y la segunda, apenas un año más vieja. Te enseñaron inglés, la lengua de ellas, y con las palabras enredadas éntrelos dos idiomas, sólo sabías decir en correcto castellano, como ya escribí para ti: “No me ensucien el agua”.

Yo te conocí en Noviembre de 1975, en el aeropuerto gallego de La Bacoya. Estábamos en España a investigar la vida de los niños de otros para mis trabajos en la Universidad de Cambridge, del Reino Unido, donde yo trabajaba. Eras así: ni que tus abuelas te hubieran criado, andabas como querías, te ensuciabas como se te antojaba y tu madre, siempre elegante, te cuidaba el día entero y te cambiaba de ropa cien veces por día. Primero usaste la ropa da Camila, no había dinero en esa aldea de Vilatuxe, en la parte alta de una de los tres provincias gallegas, Pontevedra, la parte alta, donde en el invierno nevaba y durante el verano nos moríamos de calor. Los Iturra tuvimos que irnos a Cambridge en Febrero de 1976 y se que quedaron en la casa de amigos míos, María de los Dolores Domínguez, Madó por sobrenombre, psiquiatra en el Hospital Conxo de Compostela, donde los dos atendían pacientes y daban clases. La casa de de los llamados orates en Conxo, eran atendidos y los futuros analistas recibían clases de tu padre e Mado, en la Facultad de Medicina de la Universidad de Compostela, que estaba en ese mismo hospital. Madó vivía con su compañero, el profesor primario Luís Ferradas, que te llevaba a pasear. Finalmente, se fueran a nuestra casa de Cambridge 2123, en 53 Bateman St., Departamento B, y en Octubre de ese año a la de Southampton, donde tus padres comenzaran a trabajar.

Alendra, mi ahijada, a jugar cuando era bebé

Tus padres eran reyes para el trabajo especialmente tu madre que enseñaba Tu padre investigaba. Y todas las fiestas, pasábamos juntos en una de las dos casas, con los Vio Giacaman y los Tapia Soko. En la tardes, amigos portugueses, te daban el té, Guida e Zé o José, que fueron muy amigos y vecinos.

Y creciste. Y te hiciste kinesióloga en la Universidad Católica de Talca, especializaste tus estudios y ganaste el premio de la mejor graduada de siempre, en esa Universidad. To práctica fue en un Hospital de Santiago, especialista en personas quemadas.

El resto tú lo sabes. La niña más encantadora del mundo, siempre a estudiar, con palabras directas para las personas, cuando las relaciones andaban mal. Me visitaste en Portugal a tus ocho años, con tus padres, tía Gloria y primas Paula y Camila. Uds. dormían en la casa de los Zé, y mi familia en la mía. Era pequeña la casa, hasta que viniste por tu cuenta a mi casa nueva, con terrazas tan grandes, que uno se podía hundir e ellas, en los años dos mil. Tu madre y Paula, ya habían estado acá antes todo un mes,  en 1998 o 99. Estoy cierto que fue en el 98. Llevé a tu madre a Sevilla en uno de mis Volkswagen y nos asamos de calor durante una semana.

En los años noventa, me dejaran ir a Chile, y ahí estabas tú con la Torada toda y tu abuela Flora, e Talca.

Más tarde en la vida, dos hecatombes pasaron: una enfermedad tuya de la que estás renaciendo, en compañía de tus padres y de Cristián Irribárren, tu hombre.

A quién se le ocurre comprase una casa en el piso décimo séptimo. Solo a Uds.! Caramba!

Pero como el ave Fénix, el fuego que nos quema nos hace renacer. Si no me creen, vean esto:

Chile renasce de cenizas, Alitade fortaleza. Feliz re-nascimiento, ahijada

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